lunes, 11 de agosto de 2008

revancha...

Era muy feliz en ese entonces, encaramado en donde podia verse la luna y viviendo a bien de lo que pudiera hallarse en una ciudad grande y con tanta comida desperdiciada. Pero un día de descuido sus perseguidores lo alcanzaron y le dieron muerte.
Ahora cada mañana despierta en el cuerpo de un simio casi sin pelo, abotagado y con barriga prominente, que se calza las botas y el mono amarillo del trabajo, apresta la cuerda y es el terror de los perros callejeros del barrio , un cumplido trabajador del ayuntamiento que duerme en un cuarto sin ventanas, sin luna.