lunes, 2 de marzo de 2009

LA SABIDURIA DEL DOLOR ...

Cuando me vio con el corazón en la mano, sangrando a mares porque sabía que ese silencio precedia a la despedida cariñosamente me dijo al oído:

- Nunca olvides que siempre estamos solos. Es una ley natural. -

Y pude constatar que era un hombre sabio, despues de abrir los ojos supe que no se equivocaba. Estaba sola.