Cuando me vio con el corazón en la mano, sangrando a mares porque sabía que ese silencio precedia a la despedida cariñosamente me dijo al oído:
- Nunca olvides que siempre estamos solos. Es una ley natural. -
Y pude constatar que era un hombre sabio, despues de abrir los ojos supe que no se equivocaba. Estaba sola.
lunes, 2 de marzo de 2009
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1 comentario:
Y pude constatar que era un hombre sabio, después de abrir los ojos supe que no se equivocaba. Estaba sola. Genial tu cuento, lástima que no escribes mas seguido.
Cambie la foto de mi perfil, y conteste tus e-mails, muchas gracias amiga. Saludos
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